El equipo de Lautaro

Lautaro Martínez, con los ojos de todos y de todas encima, con el talento incrustado en cada rincón de su cuerpo, se apropió de la noche del martes para volver a demostrar por qué Jorge Sampaoli, el técnico de la Selección, lo viene a ver cada vez que Racing juega en el Cilindro: le hizo tres goles al Cruzeiro y, aunque declaró que no terminó conforme con su actuación, resultó absolutamente determinante para que la Academia ganara por 4 a 2 en el estreno del Grupo 5 en la Copa Libertadores.

La primera presión alta de la noche la protagonizó Renzo Saravia y dejó en clara la actitud con la que salió a jugar el equipo de Eduardo Coudet, que dirigió desde un palco por estar sancionado. Neri Cardozo ocupó el lugar del cerebro y las dos referencias ofensivas buscaron desequilibrar mano a mano contra los centrales brasileros. Por ahí pasaría una de las claves del encuentro. Enfrente, el conjunto de Mano Menezes apostó a manejar con prolijidad la pelota a partir de la superioridad numérica en la mitad del campo.

Ante esa paridad futbolística, fue el talento el que desniveló: a puro olfato goleador, Lautaro aprovechó a los 13 minutos un centro preciso desde la izquierda para romper el cero. La visita no alteró el plan y se apoyó en la movilidad de Rafael Sobis –había ingresado por Fred, lesionado- para encontrar espacios. Fue Giorgian De Arrascaeta, en el primer avance serio, el que empató con un cabezazo en el segundo palo. El dueño de casa titubeó durante una brevedad y el poste derecho evitó el segundo. Pero Lautaro, en otra ráfaga de inspiración, capitalizó a los 43 un buen movimiento a la salida de un balón detenido para darle a Racing la ventaja antes del descanso.

Cruzeiro comenzó mejor el complemento porque hizo del toque corto un arma para someter al anfitrión. A la Academia le costó sostener la posesión y debió correr demasiado para intentar interrumpir el circuito ajeno. Sin embargo, a los 17, cuando mejor estaba la visita, Lautaro hizo otra vez una de las suyas y, con un cabezazo cruzado, convirtió el tercero. La tranquilidad duró poco porque, a los 24, Robinho descontó con un tiro libre brillante. En busca de aire, Augusto Solari reemplazó a Matías Zaracho y la variante no tardó en rendir sus frutos: el mediocampista recibió al vacío justo cuando el reloj marcaba 31 y estiró la diferencia con un remate bajo. A partir de ahí, los ingresos de Marcelo Meli y de Maximiliano Cuadra sirvieron para que el equipo no perdiera intensidad en el tramo final del partido.


Con el talento de Lautaro, con el sacrificio de un Racing convencido, la ilusión comenzó como todos queríamos: la Academia, con todo por delante, demostró que quiere pelear grandes cosas.

Prensa Racing

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